Allá quedará mi voluntad,
tierna, desprendida y cierta.
En aquel lugar donde mis manos te
hallen,
Donde el cuerpo en tu mirar se
desate.
Aquel refugio de mí
Aquel sueño
Aquella esperanza
Aquel mar
Mecida entre las olas
que algún día me llevarán
a la Isla de Sal.