alimentándome del aliento de tu ser,
entre besos, rendida en tu espalda.
Compartir en las manos
el pulso alentado y tierno
perdiendo la fragilidad
ante el despliegue de los cuerpos.
Marea errante de fuerza convertida,
simiente que brota a escondidas.
Cómplice de tus horas,
oculta en un espacio atemporal
que nos arrastra a la deriva.