contemplé mi semblante cansado de ahondar.
La diferencia perpetua de los días
se convierten en años de igual.....
Dejé reposar la lágrima de aquellos pasos
en el nuevo despertar
No desprendo la piel de la desgarrada fuerza cautiva
que entre señales se pierde en la herida.
No hay quietud en lo vivido,
ni hay persecución de lo añorado,
pero a aquel rincón inquieto siempre vuelvo despacio.
Configuré de ti mi todo
por ser lo que quise de mí.
En cada roce y en cada espejo me consumí.
Destruido el reflejo se caen los trozos en mil
A golpe de sentido el camino se arrastra
consintiendo el equilibrio de mis pies aquí.
En un lugar de paso que nunca perseguí
descubro la forma de volver a latir...
Más siempre mis poros alerta derraman el sudor de los años en mi piel
y en el códice de lo interno
se desclavan punzantes ante el amanecer...