Sabes que nunca suena el reloj en el corazón del olvido.
Sabes que perdí el ritmo de su latido.
Sabes que desplomé la angustia de aquellos años vividos
y sabes que regresé al lugar del nido.
Sabes que amé, sabes que desgasté las uñas y la piel,
sabes que morí en aquel ayer,
sabes que descubrí el miedo y el valor a la vez.
Los ojos escarchados, los poros deshidratados.
Sabes que anduve descalza entre la lava de un volcán en erupción...
Y sabes que me ahogué en el dolor.
Sabes que resucité, que vencí la piel, que derroté a la soledad,
Sabes que caminé, lento, muy lento,
arrastrando el peso de mis pies en el sendero que tracé, hasta ser niña otra vez..
Sabes que volé, quitándome las cadenas
y soplando fuerte la vela que marcó el nuevo amanecer.
Sabes qué hoy soy,
qué ayer fui...
que a pesar de ver se mantienen ciegos, del revés..
Sabes quien soy, porque fui y lo que seré...