Al desprender el fuego de mis entrañas
encontré la serenidad y la pausa.
Mi paz ansiada.
Volví a sentir en mi silencio
los silencios que me ahogaban.
Completé el círculo y cerré mi ayer
y de nuevo hoy se abren las ventanas,
con otra luz, con otra fuerza, con otras ganas.
Y ahora he de aprender a vivir con la calma...