(fotografía: JB images)
Llega a mi orilla desierta
la fuerza del entendimiento profundo.
Me alimenta la sal que engendra
por ventura de la marea vieja.
Años de herradura anhelada
en silencio calma y llena
esta inmensidad de la mar
que mece en mi rostro lagunas ciegas.
De andar y andar los pies descalzos entre arenas
lejana va la corriente de bullicio transeúnte
de personas ajenas.
Yo miro la alta mar desde mi vereda
y rocío mi verdad
sentada en la orilla en pleamar,
cubriendo mis manos de arena
y enredando el rostro en brisa nueva....
Te suspiro al soñar
y te imagino de vuelta.